La harina de almendras cada día se usa con más frecuencia en nuestra cocina, bien por ser una alternativa ideal para quienes no quieren o no pueden ingerir otras harinas o bien por su estupendo sabor y sus muchos beneficios alimenticios. Ésta más concretamente, es baja en grasa: en el proceso de elaboración mediante almendras pulverizadas, extraen el 80% de la grasa mediante un prensado en frío. Tan apenas eleva los niveles de azúcar en sangre y es apta para diabéticos. Además tiene un índice glucémico bajo, lo cual lo hace ideal a la hora de suministrar energía al organismo, mejora el estado de ánimo y ayuda a mantener un peso normal. Casi no aporta carbohidratos, lo cual disminuye el aporte calórico, no contiene gluten y es una fuente importante de proteínas, vitaminas, minerales, fibra y antioxidantes.
CÓMO USAR LA HARINA DE ALMENDRAS:
Se puede usar siempre que una receta requiera de cualquier tipo de harina. Sin embargo, se comporta de forma diferente a otras con gluten: el gluten hace que la masa de la levadura aumente, también ayuda a que la masa permanezca más compacta y sea más manejable, factores a tener en cuenta en caso en el que se requiera el horneado y levadura (la propia marca recomienda sustituir un 20% la harina por la de almendras y aumentar el líquido hasta un 10%).
¿Qué ocurre si queremos emplear toda la cantidad de harina de almendras? No usar levadura. La harina de almendras tiene mucha fibra, lo cual hace que absorba más líquido (casi el doble que el resto de harinas), por lo tanto la cantidad de harina ha de ser reducida en un 50-60% o doblar la cantidad de ingredientes líquidos y si lo preferimos podemos añadir un aglutinante.
VALOR NUTRICIONAL
100 g harina de almendras contiene: 293 kcal 40 g de proteínas 8 g de carbohidratos 11 g de grasa, de los cuales 1 g de grasa saturada 33 g de fibra
Si quieres conocer a sus hermanas:
